Las siglas corresponden a los términos en inglés eye movement desensitization and reprocesing, literalmente traducido sería desensibilización y reprocesamiento por el movimiento de ojos. Esta técnica tiene un desarrollo muy reciente y, en la actualidad, sigue investigándose sobre sus diversas aplicaciones. Está establecido empíricamente como un buen tratamiento en el trastorno por estrés postraumático. Además, y en combinación con otros procedimientos, puede aplicarse en otros trastornos psicológicos. Los beneficios de este procedimiento se potencian cuando se incorpora dentro de terapias de corte más tradicional (cognitivo-conductual, sistémico, humanista, etc.) que facilitan un abordaje más global e integrador de las dificultades humanas. El EMDR se basa en la estimulación bilateral de los hemisferios cerebrales con la finalidad de alcanzar un procesamiento adaptativo de la información que haya podido quedar bloqueada después de una experiencia traumática.
¿Cómo se consigue?
A través del acceso y abordaje del recuerdo de las experiencias relacionadas con las dificultades que presentan en la actualidad los pacientes. De modo que, el EMDR, ayuda a integrar información que, en su momento, no ha podido ser procesada debido al impacto de la propia experiencia traumática, consiguiendo que esa información, en el momento presente, deje de interferir en la vida de los pacientes.